sábado, 26 de diciembre de 2009

Comic Num. 15 Abulia

Otra triste realidad...

jueves, 17 de diciembre de 2009

Comic Num. 14 Autoengaño

Voy haciendo planes y viendo un futuro muy bonito al echarle la culpa de todos mis males a la mariguana... pero aún falla algo... ¿qué será?

martes, 1 de diciembre de 2009

QUIERO UNA VIDA

Ayer descubrí una verdad mortal. Una verdad fuera de todo entendimiento. No sé si fue la marihuana o que se yo... pero no quiero saber.
Desde hace años he fumado marihuana habitualmente. Fines de semana al principio… más tarde, con Rubén, Samu y Pablo, nos enganchamos. Cada uno, supongo, con sus propias expectativas y preocupaciones sobre el tema.
En mí y en Rubén creció un sentimiento de energía creativa a la hora de pensar. Pensar, pensar, pensar. Descubrir verdades y variaciones en nuestra manera de ver las cosas de una manera drástica, dándonos la maría a conocer el mundo tal y como es en un universo en el que las cosas son verdad.
La gente vive sumida en la confusión. Algunos dejan inconscientemente crecer barreras que no dejan pasar nada de luz. Otros saben que algo pasa… saben que todo este mundo en el que vivimos tiene algo escondido.
Yo creo haber encontrado la razón de la locura (como la sociedad llama a este estado mental de lucidez).
Estar loco es entender. Estar loco es saber que nadie entenderá tu punto de vista. Estar loco puede llevarte al suicidio (y esto último lo tengo muy claro).
El suicidio. Algo tan dramático y tan poco comprendido. ¿Qué lleva a alguien a suicidarse? Yo he tenido la mala suerte (o buena) de haber llegado a comprender en la de ayer, mi última fumada, algo tan complicado como esto.
Estos días estuvimos en Barcelona pasando unos días, con poco dinero, enfermedades de por medio y poca motivación. Una tarde salimos a fumar a un parque (esos lugares donde la gente de la ciudad deja de correr con la mirada perdida y se para a jugar al ser social). Barcelona, al igual que Londres o Nueva York, es una ciudad cosmopolita. Cosmopolita. Esta palabra nunca tuvo tan poco significado para mí.
Al levantarnos de aquel cómodo césped para pasear, justo después de haber terminado el porro, me di cuenta de algo que de aquí a un futuro nada lejano (espero) cambiará mi vida.
Todo empezó con la visita al parque. En 20 metros a la redonda se hacinaban músicos, malabaristas, personas practicando las más extrañas artes… seguimos caminando y niños corrían, perros cruzaban perseguidos por sus dueños o por cuidadores. Niñas saltando a la comba, ecos de guitarras. Yembadas aquí y allí, personas de todo tipo, tamaño, raza y mentalidad.
Esa misma noche, aún fascinado por aquello que había visto, me di cuenta.
Barcelona empezó a crecer antes y más rápido que otras ciudades (así como cualquier ciudad considerada cosmopolita, aunque para mí Barcelona fue el claro ejemplo).
El mundo está ahí, no aquí, en Málaga, y muchos menos en Torrox. Un pueblo o una ciudad pequeña son versiones anteriores e inferiores de un mismo producto: la sociedad.
Uso la palabra sociedad tal y como la entiendo, un conjunto global de mentes y sus consecuencias.
Hasta este viaje me sentía profundamente ligado a mis amigos, a Málaga, a su gente. Ahora comprendo que no tengo nada que hacer aquí. Mi vida aquí no tiene mucho sentido, más que para haber fumado marihuana y haber descubierto la locura.
Rubén y yo siempre hemos encontrado, gracias a la marihuana, respuestas a pequeñas preguntas o cosas no muy generales. Ahora, por culpa de ella, o gracias a ella, cada vez he ido pensando y descubriendo el dolor.
Como un ejemplo que recuerdo vividamente (de la fumada de anoche), aunque sin poder plasmar el sufrimiento en palabras, me doy cuenta de que los sentimientos que se supone que puede sentir un ser humano, no son dolor, tristeza, felicidad… Cada uno de ellos se divide y subdivide en infinitas partículas de sentimiento, y cada una de ellas significa algo diferente. Parecen afirmaciones tontas, pero tras pensar esto, todo mi mundo se ve patas arriba. Nada por lo que luchar, ningún sitio a donde ir para mínimamente escapar de estas ideas destructivas. Muchas veces (y cada vez más, día tras día, sin poder pensar en otra cosa) pienso que la marihuana está destrozando mi vida. Haciéndome pensar. Pensar. A contrarias de lo que suele decir la gente (y más según la corriente “intelectual”, otra falsedad sin sentido) pensar es bueno. Es bueno. ¿Es bueno para qué? Es bueno para descubrir un universo de verdades que hacen daño, que te destrozan las ideas, destrozan tu motivación. Dicen que fumar es malo… sí, es malísimo. Puedes llegar al punto en el que descubres que en la vida solo se está para formar parte de un entramado de relaciones falsas. El amor, la amistad. Ya nada significa nada tras haber visto lo que hay más allá de este muro que la mente humana no consigue romper en un estado de completa sobriedad.
La marihuana no te atonta, ni te hace reír simplemente. Si uno ríe, es porque a cosas graciosas se les encuentra un sentido especial que, dentro de el entendimiento de uno mismo y de su manera de sacarle forma a lo gracioso, hace que aquello merezca una risa desde lo más profundo de el placer, al haber entendido tan pura y virginalmente lo que quiso decir el otro. Gracias por la comunicación, magnífico invento de la mente.
Todo el día he basado lo que pienso en mi problema con la marihuana (un problema al fin y al cabo, porque si fumar me hace pensar y sufrir por ello, no puede ser muy bueno), aunque tranquilamente podría ser causa de lo que llaman “depresión” y la marihuana es la cosa material en la que descargo mi culpa.
La sociedad lo llama droga, porque te hace hacer cosas no acordes con un comportamiento igual o paralelo a otros comportamientos socialmente normales.
La marihuana y cualquier droga. Los que entendemos de marihuana sabemos el porqué de la mayoría de los actos “sinsentido” de los fumados, y nos sentimos como parte de otro tipo de gente, que vemos la vida de otra manera. Hay fumetas y fumetas, claro está. En algunos la marihuana no tiene tal efecto de abstracción mental, cosa que no entiendo. Supongo que depende de diversos factores de la mente de la persona, aunque no sabría citar ninguno, ni me atrevería.
En un principio pensé en la depresión.
Hace unos meses, en verano, tuve algunas noches de confusión y llanto. No sabía que hacer con mi vida, mi novia (ex ahora), mis estudios, mis padres…
Creo que este viaje a Barcelona y la última fumada en mi cuarto, con mis amigos sin entender el por qué de mi evidente llanto, han cambiado mi vida, y veo el principio de una nueva etapa.
Justo hoy he ido a echar curriculum en todos los burger kings, mcdonalds, telepizzas y dunkin cofees de Málaga.
Quiero independencia total. Se acabó. Se acabaron las peleas con mis padres y el que se sientan defraudados por un hijo con una vida totalmente descarriada. El fumar por no tener nada que hacer se acabó. Se acabó el sufrir en cada nueva fumada. Quiero entrar en el mundo. Quiero ser una pieza más del puzzle, y dejar de pensar. Dejar de pensar en mi vida. Dejar de estar deprimido. Dejar de dramatizar lo que podría ser una vida sin preocupaciones tan duras y evidentes como las que la marihuana trae a mí.
Como dije antes, no puedo plasmar sentimientos tan abstractos en un texto, en una cama, con mis amigos moviéndose por la casa mientras intento concentrarme para escribir.
Solo quiero decir que a veces todo este juego de vivir es muy duro. No quiero estar loco frente a una sociedad cuerda y trabajadora… no quiero volver a pensar en dejarlo todo. Quiero una vida.